La certificación de calidad de los materiales e insumos ha sido una preocupación constante en el sector de la construcción. Mientras en Chile se certifica por separado las distintas características de los materiales como resistencia al fuego, comportamiento acústico, comportamiento térmico, etc; en Europa en cambio existe una única certificación que regula todos los aspectos que exigen las normas de la Unión Europea.
La CPR o Reglamento de Productos de la Construcción 305/2011 establece los requisitos básicos y características esenciales que todos los productos destinados a la construcción están obligados a cumplir para acceder al mercado europeo. Estos productos deben tener el marcado CE (Conformidad europea), el que se obtiene al aprobar los requisitos de calidad y seguridad definidos en el CPR: resistencia mecánica y estabilidad; seguridad en caso de incendio; higiene, salud y medio ambiente; seguridad de utilización; protección contra el ruido; y ahorro de energía y aislamiento térmico.
En Chile es el Instituto Nacional de Normalización (INN) la autoridad técnica encargada de acreditar a otras organizaciones que son las que finalmente evalúan y certifican que un producto cumple con los requisitos especificados. Actualmente los organismos acreditados en el área de materiales de construcción son el IDIEM de la Universidad de Chile, el DICTUC de la Universidad Católica, y CESMEC del grupo Bureau Veritas. Sin embargo, no existe en el país un marco regulador obligatorio que unifique criterios y garantice de manera integral la calidad de los productos destinados a la construcción.
Tendencia internacional
Los distintos estándares de construcción más importantes a nivel internacional, como Passivhaus y LEED, ponen especial énfasis en la certificación de los materiales utilizados.
En el estándar Passivhau, por ejemplo, los componentes utilizados en un edificio deben cumplir con requerimientos rigurosos. El Passivhaus Institut (PHI, por sus siglas en alemán), ha establecido la certificación de componentes para poder definir los estándares de calidad y facilitar la disponibilidad de productos con alta eficiencia; además de proveer valores característicos y fiables para ser utilizados por proyectistas y propietarios para su introducción en herramientas de cálculo de balances energéticos.
En este sentido, en Chile se debe avanzar hacia una certificación integral donde se incluyan los distintos aspectos que deben cumplir los materiales a través de una certificación única, de manera de simplificar la información que se entrega al usuario.